El hito, pese a que supone una superioridad de “apenas” 400.000 suscriptores (Netflix había anunciado 220,7 millones en julio pasado), es una evidencia de la etapa en que se encuentra la mentada “guerra del streaming”.
Desde que se supo que la Casa del Ratón apostaría por insertarse en este mercado, los analistas vaticinaron que el dominio de Netflix sería puesto a prueba; con un estudio centenario, marcas como Pixar, Marvel, ESPN o Star Wars y un poderío económico capaz de nutrir sus catálogos, era cuestión de tiempo para que Disney llegara a la cima.
De acuerdo con el informe dado a conocer en las últimas horas difundido por medios de comunicación estadounidenses, Disney+ sumó en el trimestre 14,4 millones de abonados, superando las expectativas de los expertos y alcanzando un total mundial de 152,1 millones. Si a este se le agregan las suscripciones de otros servicios de la compañía como Hulu, ESPN+, o Star+ en Latinoamérica, el número crece hasta los 221,1 millones.
Sin embargo, y aunque la compañía registró un incremento en sus ingresos totales gracias al rebote que tuvieron los parques temáticos tras la pandemia, el streaming sigue siendo un área deficitaria en los libros de contabilidad del CEO Bob Chapek. La inversión en la producción de contenido original, más de 1.000 millones en el trimestre, es aún más importante que la rentabilidad.
Por eso, y en coincidencia con otros jugadores del mercado, Disney estuvo actualizando sus precios y prepara el lanzamiento de un nuevo plan más económico pero con publicidades que llegará en diciembre a Norteamérica.
Netflix, el todavía “gigante del streaming” si se cuentan abonados no por conglomerado sino por plataforma, comunicó este año caída de suscriptores por primera vez desde su nacimiento, por lo que también está adaptando su estrategia comercial y se asoció con Microsoft para sumar un plan con publicidades que lo ayude a recuperar la inercia perdida.
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