Representantes de sectores claves del comercio en Santiago del Estero advirtieron sobre el delicado momento que atraviesan las economías locales debido a la baja del consumo, el encarecimiento de los insumos y la presión financiera que enfrentan las pymes. La advertencia fue compartida en el programa Libertad de Opinión, donde referentes del rubro alimenticio coincidieron en que la situación económica afecta directamente a la rentabilidad, la generación de empleo y la sostenibilidad de los negocios.
Desde el sector supermercadista, Héctor Ciappino sostuvo que, si bien en los primeros días de agosto no hubo modificaciones en las listas de precios, “el consumidor ha cambiado totalmente su forma de comprar”. Y detalló: “En un momento se compraba para la semana; luego, para el día; y hoy estamos viendo cómo hay gente que hace compras para el mediodía”. Esta conducta refleja la pérdida de poder adquisitivo y el ajuste en los hábitos de consumo ante la inflación.
En cuanto a las formas de pago, Ciappino destacó un cambio clave en la dinámica del comercio: “Hoy se usa mucho la tarjeta o la transferencia. Los comerciantes tenemos que adaptarnos a este nuevo contexto de caída de ventas y suba de costos. En seis meses aumentaron mucho los precios y cuesta mantener un equilibrio con la misma cantidad de personal y de horas de trabajo. La verdad, es muy difícil”.
Desde el sector cárnico, José Llugdar advirtió que el precio del dólar incide de manera directa sobre los costos del rubro por su vínculo con los granos, aunque aclaró: “Desde enero que tenemos los mismos precios, lo que no quita que pueda haber incrementos en cualquier momento”. Actualmente, los precios de la carne “varían entre los 8.500 y los 10.500 pesos, según el tipo”, aunque el panorama es incierto porque “los costos de producción están sujetos al mercado internacional”.
Por parte de COMECO, Eduardo Flores fue tajante: “A nivel nacional se habla de una caída del consumo del 30%, pero en Santiago del Estero estimamos que ronda el 40%. La gente que antes compraba por 50, hoy compra por 20”, afirmó. Esta retracción del consumo está afectando tanto a los comerciantes como a los productores: “Una bolsa de papa cuesta entre 4.000 y 5.000 pesos, un cajón de tomates entre 5.000 y 7.000, y la manzana vale menos de lo que cuesta en Río Negro. Esto nos preocupa porque no sabemos qué va a pasar. La verdad que esto es angustiante”.
El sector panadero también atraviesa una situación crítica. Roberto Llanos explicó que la última suba del dólar generó un inmediato ajuste en el precio del trigo y las harinas: “Los molinos cancelaron ventas y los precios comenzaron a subir. Hoy tuvimos aumentos de entre un 3% y un 9% en harinas de primera calidad”. Esta suba impacta directamente en el precio final del pan y agrava la caída de ventas.
Llanos también detalló el impacto sobre el empleo en el sector: “Al igual que el resto del mercado, venimos sufriendo muchísimo. Al haber bajado el poder adquisitivo de nuestros clientes, cada vez se consume menos. Hay muchas panaderías que han cerrado, otras redujeron los horarios de los empleados y se han perdido muchas fuentes laborales”.
Los testimonios reflejan una realidad preocupante para la actividad comercial en Santiago del Estero. La caída de las ventas, combinada con la inflación de costos, está debilitando la sustentabilidad de los negocios, afectando la cadena de pagos y comprometiendo puestos de trabajo. En un contexto de incertidumbre económica, los sectores productivos advierten que el panorama puede agravarse si no se generan medidas de alivio fiscal o estímulos al consumo.
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